No voy a defender mi raza periodística ni mucho menos voy a alardear el magnífico trabajo del periodismo puertorriqueño cuando estoy consciente de que muchas veces carece de imparcialidad, objetividad y hasta profesionalismo. No obstante, quiero analizar la forma ignorante en que una parte significativa de la población tergiversa la labor que realizan y la información que transmiten mis colegas: los periodistas.
Sólo voy a poner las cosas en contexto.
La tormenta Emily ha sido blanco de burlas y críticas por parte del sector receptivo, a tal punto que la han bautizado como “La tormenta platanera”. Reconozco que la prensa, cónsone con la responsabilidad que acarrea ser el cuarto poder, a veces exagera la gravedad de los acontecimientos. Sin embargo, no creo que sea para crear terror en la sociedad, al menos no cuando se trata de eventos climatológicos. Es mejor prevenir que tener que lamentar y a ese refrán le doy mucha credibilidad.
Nuestra labor es informar con precisión, sinceridad, respeto y claridad lo que a ustedes les puede afectar. Hay que decirlo como es, sin tapujos ni penas, con consciencia, pero a fin de cuentas, la verdad. En el caso del informe del tiempo los datos los ofrece el centro meteorológico. El periodista encargado de esa sección ofrece esos datos en un lenguaje que todos los no “climato-parlantes” podamos entender o al menos descifrar. Pero el problema aquí es que a la gente urbanizada se le olvida que hay vida fuera de la zona metropolitana.
¿Que en su casa no llovió? Me alegro por usted. Se salvó de esa y como bono tuvo el día libre. Ahora, eso no quiere decir que la gente del sur oeste de la Isla (zona en la que se esperaba lloviera mucho a la hora de redactar este escrito) no recibió lluvia por un tubo y siete llaves; y que su municipio está inundado; y que no tiene luz; y que básicamente… está “chavao”. Las noticias que a diario se difunden de nuestro pequeño pedazo de tierra van dirigidas a todo el mundo, no sólo a los que vivimos cerca de la capital. Sí entiendo que la prensa puede ser quizás un poco más clara en ese aspecto y enfatizar la zona afectada, pero no de la forma en que la gente del centro de la isla lo quiere escuchar.
Por ejemplo: “Se activa aviso de tormenta para Puerto Rico, específicamente para el sur oeste de la isla. Los residentes del área metropolitana pueden ir a la playa y aprovechar del maravilloso sol que habrá la mayor parte del día ya que las lluvias serán mínimas para esa zona. Ahora como este tipo de inclemencia atmosférica es cambiante, si lo coge un vientito o se da un chapuzón sabrosón (y no precisamente de la rica agua salada) ese es su problema”. Eso no se puede gente, eso es irresponsable.
¿Qué nos cuesta seguir instrucciones y quedarnos en nuestras casas? Nadie se va a morir por estar un día encerrado en su hogar con su familia haciendo chistes, jugando juegos de mesa o mejor aún descansando. (Si hay trabajo es malo y si no, también). El que tiene más probabilidades de morir es aquel que está en la calle informándole a usted o velando por su seguridad y bienestar. Bastante trabajo tienen como para perder el tiempo escuchando críticas tontas.
**Y hago referencia a las críticas en este caso en específico y no a otras críticas válidas a nuestra profesión, que aunque actualmente no me afectan directamente si tomo responsabilidad por ellas como profesional y futura periodista en miras de cambiar esas malas prácticas.**
No seamos tan incrédulos a la hora de juzgar el trabajo de los demás. No seamos egoístas, que familia y responsabilidades tenemos todos. Algunos eventos climatológicos son predecibles, pero eso no los hace confiables. Hay que tomarlos en serio porque una simple llovizna puede causar estragos para muchos.
Si no, hagamos memoria y repasemos el sorpresón que nos dio Hortensia…
Fue al revés...en el suroeste no llovio casi nada, solo llovisna y una leve brisa. Lo fuerte fue para el este y el norte...siempre la lluvia es para ellos. Pero Gracias a Dios, no ha habido víctimas. Muy lindo y verídico reportaje!
ResponderEliminaren you face superexclusivo pa la comay por burlona
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