martes, 9 de agosto de 2011

Vívetelo (Como yo me vivo el que Britney Spears viene a Puerto Rico)

Cuando quiero algo... ¡Ay Dios! Lo quiero ahora. Y estoy jorobando con lo mismo hasta que lo tengo. Es una cosa bien fuerte. Pensé que nadie se daba cuenta de esa particularidad hasta que un amigo me confirmó  lo contrario.
“¿Sabes lo mejor que he visto en ti? Que cuando quieres algo estás dale q dale, dale q dale. Jajaja”, dijo mi amigo.
Anda pal cara’. Al parecer soy bastante obvia. ¡No puede ser! Sólo repito que lo ansío varias veces al día, quizás varias veces en la semana y hasta quien sabe si varias veces al mes. No es para tanto. Total, 30 días escuchando el mismo sonsonete no mata a nadie porque del 31 no pasa. Si ha pasado un mes y aún no he obtenido eso que anhelo, pues ya no lo quiero. Así de sencillo. Bueno, no siempre.
Pero… ¿Y eso, es bueno?, le pregunté.

“Bueno a veces puede cansar, pero eso es importante; es perseverancia. Para lograr algo tienes q VIVĺRTELO”.
Buena contestación amigo mío.
Si de algo estoy segura es de que nadie se lo VIVE más que yo. Al menos, en mi “país inventado” (como dijo mi jefa hoy haciendo referencia a un libro de Isabel Allende que lleva el mismo nombre), así es porque es mi país y mando yo. Para que tengan una idea, soy de las que me creo la película a tal extremo que puedo estar todo un septenario hablando de lo que pasó, lo que fue, lo que no fue y comparándolo con la realidad.  Muchas veces me tienen que dar un jalón de oreja y recordarme que lo que vi fue ficción y que los actores ya están haciendo otras películas; que es hora de que despierte del trance. En fin, me voy en una travesía que sólo yo y los que padecen de mi enfermedad (imaginación imaginaria) entendemos. Aclaro que todos estos viajes son “drug-free”; son innatos, connaturales y sin necesidad de fumar la yerba esa que supuestamente es medicinal. Tengo la dicha de escaparme de este mundo, mundísimo, mundial por mí misma, sin forzarlo. Y no tienen ni idea a los planetas que puedo llegar. Es simplemente maravilloso. Los otros días viajé a Asgard a ver si me encontraba con Thor, pero no tuve suerte. Dicha es una cosa, suerte es otra.
¿Que si me lo vivo? Juzgue usted.
La realidad es que todos se deben contagiar con un poco de esa loquera y perseverancia que al parecer a mi me sobra. Son tantas las personas que se han rendido, que han parado de soñar. ¿No se dan cuenta que su única limitación tiene nombre y apellido? Ellos mismos se están ahogando en un vaso vacío. Ponte la meta, lucha por ella y si luego de luchar no se puede, sigue pa’ lante. En un tiempo tendrás otro motivo por el que luchar. Pero no te sientes cómodo en el sofá que el cojín pierde firmeza, se dobla y te da dolor de espalda.
Puede parecer estúpido, pero emocionarnos por alguna cosa, por más insignificante que parezca, puede darnos un nuevo brillo. Y a los demás no le tiene que gustar. Que ellos se preocupen por su propia felicidad. ¿Qué estoy emocionada porque viene la loca de Britney a Puerto Rico? Eso es problema mío. Algún buen recuerdo me traerá… Lo más seguro tú fuiste a ver al charro de Omega “El disque fuerte” y a mí no se me marchitó un pétalo o quizás vas a ver a Bruno Mars… Cada cual con su cuento. Pero lo cierto es que el cuento de cada cual (como todo cuento de hadas) debe tener algo similar: un final feliz o al menos una aclaración en el capítulo final que lea “Lo intenté. No me rendí”.
 Al menos estoy motivada por algo, en comparación con otros que no le huelen ni las azucenas. Y no me vengan a hablar ahora de que buena cosa me motiva, Britney una drogadicta… blah blah… porque voy a bailar y a escuchar su música no a que me dé una charla de drogas ni me cuente de su vida. De eso me entero por los paparazzi. Voy a recordar mis travesuras de escuela intermedia al son de “oops I did it again” y a viajar en el tiempo a esos años que nunca volverán. Busca algo que te motive y haz lo mismo.
¡Ah! Y persevera que quizás se acaba el mundo en Octubre -según el viejo ese que no pega una- por si acaso esta vez sí la pega. "I will keep on dancing till the world ends"... :)

miércoles, 3 de agosto de 2011

"La tormenta platanera" según el folclórico

No voy a defender mi raza periodística ni mucho menos voy a alardear el magnífico trabajo del periodismo puertorriqueño cuando estoy consciente de que muchas veces carece de imparcialidad, objetividad y hasta profesionalismo. No obstante, quiero analizar la forma ignorante en que una parte significativa de la población tergiversa la labor que realizan y la información que transmiten mis colegas: los periodistas.
Sólo voy a poner las cosas en contexto.
La tormenta Emily ha sido blanco de burlas y críticas por parte del sector receptivo, a tal punto que la han bautizado como “La tormenta platanera”. Reconozco que la prensa, cónsone con la responsabilidad que acarrea ser el cuarto poder, a veces exagera la gravedad de los acontecimientos. Sin embargo, no creo que sea para crear terror en la sociedad, al menos no cuando se trata de eventos climatológicos. Es mejor prevenir que tener que lamentar y a ese refrán le doy mucha credibilidad.
Nuestra labor es informar con precisión, sinceridad, respeto y claridad lo que a ustedes les puede afectar. Hay que decirlo como es, sin tapujos ni penas, con consciencia, pero a fin de cuentas, la verdad. En el caso del informe del tiempo los datos los ofrece el centro meteorológico. El periodista encargado de esa sección ofrece esos datos en un lenguaje que todos los no “climato-parlantes” podamos entender o al menos descifrar. Pero el problema aquí es que a la gente urbanizada se le olvida que hay vida fuera de la zona metropolitana.
¿Que en su casa no llovió? Me alegro por usted. Se salvó de esa y como bono tuvo el día libre. Ahora, eso no quiere decir que la gente del sur oeste de la Isla (zona en la que se esperaba lloviera mucho a la hora de redactar este escrito) no recibió lluvia por un tubo y siete llaves; y que su municipio está inundado; y que no tiene luz; y que básicamente… está “chavao”. Las noticias que a diario se difunden de nuestro pequeño pedazo de tierra van dirigidas a todo el mundo, no sólo a los que vivimos cerca de la capital. Sí entiendo que la prensa puede ser quizás un poco más clara en ese aspecto y enfatizar la zona afectada, pero no de la forma en que la gente del centro de la isla lo quiere escuchar.
Por ejemplo: “Se activa aviso de tormenta para Puerto Rico, específicamente para el sur oeste de la isla. Los residentes del área metropolitana pueden ir a la playa y aprovechar del maravilloso sol que habrá la mayor parte del día ya que las lluvias serán mínimas para esa zona. Ahora como este tipo de inclemencia atmosférica es cambiante, si lo coge un vientito o se da un chapuzón sabrosón (y no precisamente de la rica agua salada) ese es su problema”. Eso no se puede gente, eso es irresponsable.
¿Qué nos cuesta seguir instrucciones y quedarnos en nuestras casas? Nadie se va a morir por estar un día encerrado en su hogar con su familia haciendo chistes, jugando juegos de mesa o mejor aún descansando. (Si hay trabajo es malo y si no, también). El que tiene más probabilidades de morir es aquel que está en la calle informándole a usted o velando por su seguridad y bienestar. Bastante trabajo tienen como para perder el tiempo escuchando críticas tontas. 
**Y hago referencia a las críticas en este caso en específico y no a otras críticas válidas a nuestra profesión, que aunque actualmente no me afectan directamente si tomo responsabilidad por ellas como profesional y futura periodista en miras de cambiar esas malas prácticas.**
No seamos tan incrédulos a la hora de juzgar el trabajo de los demás. No seamos egoístas, que familia y responsabilidades tenemos todos. Algunos eventos climatológicos son predecibles, pero eso no los hace confiables. Hay que tomarlos en serio porque una simple llovizna puede causar estragos para muchos.
Si no, hagamos memoria y repasemos el sorpresón que nos dio Hortensia…