A mis 23 años todavía no logro entender porqué algunas personas insultan y menosprecian descaradamente a los que con mucho esfuerzo, dedicación y empeño salen a representar a nuestra isla en cualquier tipo de competencia. Es que simplemente no entiendo. Puedo entender el hecho de que esa persona no les agrade, pues nadie es un billete de cien para caerle bien a todo el mundo, pero el que busquen hasta por debajo de la tierra excusas para no darle merito a quien merito se merece me parece ridículo e ignorante. Merito es una cosa, adoración es otra.
Hoy nuestro Javier Culson obtuvo por segundo año consecutivo medalla de plata en un Mundial de Atletismo. Aunque la victoria es sólo suya sentimos que es de todos. Puerto Rico nunca había tenido un atleta que llegara a ganar una medalla en la competencia de 400 metros con valla. ¿Cuántos habitantes hay en el planeta? ¿Cuántos de ellos quieren ser atletas reconocidos mundialmente? ¿Cuántos tienen la dicha de cualificar? Culson ha sido el único capaz de ganar no tan sólo una sino dos medallas en un evento como este. Si sacamos cuenta, el negro boricua es la crema de la crema. Pero no, siempre hay unos pocos disgustados, que se ciegan por su ambición de ganar el Oro (que a fin de cuentas ni es de ellos), que se dedican a arruinar el momento. Culson ganó Plata y no sirve, es un bacalao; un mediocre. Sin embargo, no tienen el coraje de reconocer que está compitiendo con los mejores, con otros que desean la victoria tanto como él y que en el día de hoy, simplemente, uno de ellos fue mejor. El deporte es impredecible. Lo mismo ganas que pierdes y no siempre gana el mejor. Estoy segura que Culson no está conforme, pues créanme, él quiere más la de Oro que los “haters”. Esto no se trata de conformismo ni de “por lo menos llegamos ahí”. Aquí nadie le está pidiendo a la gente que se arrodille o idolatre a Culson, cada cual lo celebra a su manera si así lo desea. Pero, helloooo! Está ranqueado segundo mejor del mundo. ¡DEL MUNDO! Si eso es ser mediocre, ¿qué es aquel que estaba criticando?
Por mi parte, grité, me emocioné, brinqué y me goce cada paso que dio Culson en esta carrera. Doy gracias porque el deporte existe. Por esa emoción que nos para los pelos y nos ayuda por un momento a olvidar todo lo que nos aqueja. Gracias Culson, porque representas muchos sueños frustrados… porque a fin de cuentas y muy en el fondo… todos quisiéramos ser TÚ.
¡De Puerto Rico pa'l mundo!